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miércoles, 12 de octubre de 2011

Ryger Stone: La espada Fantasma: Cap. IV Otoño en verano y el Charco de los Propósitos.

Capítulo IV: Otoño en Verano y el Charco de los Propósitos.

     Idón me prestó un arco y la bolsa para flechas, además yo me llevé la espada y su vaina. El general se preparó con una lanza, su arco y una daga pequeña.
_Cazaremos en el valle, allá hay mas oportunidad de escondernos y mas variedad de animales_. Al parecer, Idón tenía mucha habilidad para la cacería. Y todo tan joven (Bueno, al menos de mi corta edad).
     Nos dirigimos al pantano por que el navegamos ayer, tomamos la barca y regresamos al valle donde nos conocimos. Rápidamente el general buscó un lugar estratégico para acechar. Terminamos subiendo unas piedras grandes y llegamos a lo alto de una loma.
_Este es mi lugar favorito para cazar_. Dijo Idón orgulloso y erguido viendo al hermoso panorama.
_Yo también solía cazar_. Dije, para intentar relacionarme más con mi nuevo amigo.
 _ ¿Ah si?, ¿y como?_.
_ Pues, con mis hermanos, tomábamos unas varas y les dábamos forma de lanza. Me gustaba cazar Dóreas_.
_ ¿En serio?, ¿Y qué se supone que son?_. Preguntó el arquero.
_Son bestias voladoras, como buitres, pero más rápidos y grandes, y con otro par garras en la cola_.
_ Ha, estas mintiendo, no conozco a ningún cazador que sea hábil con las bestias aéreas_.
_Pues, acostúmbrate, Idón. Estas frente a uno_. Mi intención fue impactar al general, y lo que hablaba era cierto, me gustaba cazar bestias del aire, porque, los animales del suelo no eran un reto tan grande, mas las aves no solo eran mas difíciles de matar, también podían surcar los cielos, y ese, era un sueño muy grande que yo hasta la fecha tengo.
_Tengo que ver que lo que dices es cierto_. Dijo el general frunciendo el ceño.
_Pronto lo veras_. Seguí yo con seguridad.
_Bueno, ¡agáchate!, los animales están cerca_. Los dos nos tiramos al suelo, y empezamos a ver de lejos. Llegaron a tomar agua dos animales con cuernos. Esperamos un poco, luego Idón interrumpió:
_ ¿Cuál es el plan “señor cazador”?_.
_Dispárale al de la izquierda en una pata yo le doy al otro_. Mis métodos eran muy obvios y raros, pero a mi me funcionaban_. Preparamos los arcos, y cuando íbamos a disparar, me detuve. Dejé que Idón disparara y yo en vez de atacar a mi animal,  disparé también al del general.
_ ¿Qué pasó?_. Dijo el varón desconcertado.
_El otro animal estaba a punto de ser madre, y no tuve el corazón para dispararle_.
_ ¿Cómo lo sabes?_.
_ No se, instinto… ¡Rápido!, ¡Vuelve a dispararle al animal!, ¡antes que se levante!_. Ordené al general, olvidando que el tenía autoridad sobre mí, y éste, obedeció al instante.
     Nos apresuramos a recoger al herido animal, pero ni el ni yo acabábamos con la vida de la bestia.
_Dame la daga_. Dije como si lo que hiciera no fuera placentero. Idón me dio el cuchillo, acaricié al animal y le corté el cuello. La sangre corrió, y también una insípida pena en el rostro de Idón y en el mío.
_Cuando me dijiste que cazaríamos, creí que no tendrías ningún remordimiento en matar a los animales_. Le dije al general de rodillas y a sus espaldas.
_Cuando accediste a cazar yo pensé lo mismo_.
_Resulta que yo nunca acababa con los animales, solo mis hermanos_.
_Y que ilógico que un general que mata hombres, se compadezca con un animal_.
_No es ilógico, en veces un animal merece más misericordia que una persona_. Los dos vimos al cielo, reflexionando lo que habíamos dicho, luego sacudimos la cabeza al mismo tiempo como si estuviéramos sincronizados.
_Bueno, con esto tenemos la cena, y la comida, y probablemente el almuerzo de mañana_.
_Muy bien, eso estará bueno_. Hubo un silencio y luego Idón siguió.
_ ¿Te gustaría ir a ver mi lugar favorito del valle?_.
_Claro, pero… ¿no tienes que atender cosas del ejército?_.
_No, Nerón me cubre cuando salgo, el entiende que soy joven y me gusta vagar un poco_.
_Bueno, ¿queda muy lejos?_.
_No tanto, un poco más arriba de esta loma_.
_Vamos entonces_. Idón se echo al lomo el animal, que no era tan grande, luego lo amarró con un trapo a su cuerpo para que no se le cayera. Empezamos a subir las piedras que quedaban tras nosotros, y luego caminamos entre los árboles.       
     La tarde aun estaba lejana, para mí, socializar era el mejor pasatiempo que tenía, además de que en un futuro me serviría conocer los rincones de otro mundo. Pasamos el montón de arboles, y encontramos un grande campo lleno de pasto, maravillosas flores, y un viento que soplaba fresco y ligero. El sol se escondía tras la arboleda que habíamos pasado, así que, la sombra refrescaba mi cuerpo cansado.
     Caminamos un poco más, y vi un gran árbol, uno colosal, con grandes hojas y ramas, y muchos frutos que colgaban de él. Era un paraíso dentro de un paraíso.
_Hermoso, ¿verdad?_. Dijo Idón. Yo me quedé sin palabras, luego, me eche a reír.
_Es maravilloso_. Dije después de la risa.
_Si, lo es, y lo mejor es cuando subes el árbol_.
_ ¿Que hay allá arriba?_.
_Sube y descúbrelo_. Terminó el general. Yo sin dudar corrí al gigantesco árbol, de tal vez unos veinte metros, después, empecé a treparlo.
     Y ya cuando estaba arriba, me encontraba buscando un tesoro en un cofre, o un portal, o algo que, como dijo Slu, retara a la naturaleza. Miré a un lado de mí y me tope con unos frutos enormes de color purpura, de inmediato los probé. Eran tan suculentos y jugosos que no me importo mancharme un poco del atractivo color.
     Entonces subió Idón, y apuntó hacia el lado contrario de donde estaba yo mirando. Me volteé, y vi el paisaje más bello que jamás había visto.
     El árbol estaba parado justo sobre una montaña y después de la montaña, había un gran barranco, y al pasar el barranco, reposaba en hermoso mar azul, que se perdía en el horizonte. A lo lejos se miraban naves, aves, bestias de gran tamaño y construcciones en la superficie del gran azul.
_Es en éste mar donde varias naciones se interconectan_. Dijo de nuevo Idón. Pero yo estaba pasmado por tanta grandeza del lugar. Por desgracia, estaba atardeciendo y tuvimos que volver a la aldea.
     Idón y yo, ya éramos grandes amigos.

lunes, 8 de agosto de 2011

Ryger Stone: La espada Fantasma: Cap. III: El jinete enano.

Capítulo III: El jinete Enano.

Me olvidé de preocupaciones y deje caer sobre el abundante pasto que pisaba. Lo último que vi esa noche, fue un hermoso cielo estrellado. 
          Cuando desperté en la mañana, todo era muy  claro, el sol era suave, y la brisa mañanera recorría mis brazos y cara. Me levanté para ver alrededor y asegurarme de que todo estaba bien, Aquiles seguía echado en el césped, entonces lo levanté con un pequeño silbido. Todo era perfecto, así que, nos preparamos para almorzar. Puse la bolsa de viaje en el suelo para registrar su contenido, y me topé con un suculento pescado, desafortunadamente, no estaba cocinado. Me hice una idea de cómo iniciar una fogata, pero en medio del pasto lo único que iniciaría sería un desastre. Tras unos minutos de meditación, miré de nuevo en la bolsa, y saqué la guía del viajero, supuse que encontraría algo útil, y para mi suerte, en las primeras páginas había un título que decía: “Notas importantes para la aventura”. Seguí leyendo y los subtítulos enseñaban a hacer cosas necesarias, como curar una herida, conseguir alimento de animales y, justo lo que necesitaba… cómo hacer una fogata. Leí despacio el párrafo indicado, y seguí los pasos exitosamente, solo recogí unas piedras y las use como “aislante” para no incendiar el lugar, después junté unas ramas y formé la fogata, entonces la encendí frotando otros dos pedazos de árbol.
     Tras pasar un rato, admiré ante mi un pescado friéndose lentamente sobre las brasas, tengo que admitir que comencé a babear en ese momento, pero quedé satisfecho tras un almuerzo no-hogareño y me reía cuando miraba a Aquiles comiendo hojas de los árboles… y pensar que le di carne.
     Era divertido dejar el “nido” y jugar al aventurero, sin embargo, esto no era un juego, era una búsqueda para remendar las cosas y encontrar la libertad. No era que viviera prisionero, pero no es cómodo vivir sabiendo que te persigue un ser malvado dispuesto a acabar con tu vida.
     Con mi estómago mas lleno, me sentí preparado para avanzar todavía por la parte más alta del valle, que a juzgar por el camino que llevaban los árboles, llegaría a una cascada, y de nuevo retomaría el camino que llevaba a un pantano.
     Obviamente había echado un ojo al mapa, sin él estaba perdido… literalmente.
Volví al lomo de Aquiles y le pegué una cachetada en el cuello, pues teníamos que apurar el paso, no eran unas vacaciones turísticas. De nuevo, el animal casi me tiraba, otra vez me sujeté de su cuello, y miré como despegó el césped de la tierra por la gran velocidad que aplicó. Aunque sabía que la razón por la que estaba en ese lugar era peligrosa, disfruté el momento, el paisaje, el clima y la adrenalina que montar rápidamente me causaba.
     Seguimos “galopando” entre los árboles esquivando ramas y hojas, cuando de pronto, tras nosotros, aparecieron más monstruos de madera. Vaya que eran necios.
Esta vez, me sentí con la seguridad de rebanarlos sin remordimiento con mi espada. Bajo la sombra de las verdes hojas se libraba una batalla, y una con mucha desventaja, pues nuestros perseguidores venían en una cantidad mayor a la de anoche, sin embargo, Aquiles y yo éramos más rápidos. Por un momento, creímos que los habíamos perdido, pero no, esas cosas andaban sobre los árboles otra vez.
     El riesgo aumentó cuando los atacantes comenzaron a arrojar sus mazos, Aquiles tenía que esquivar las armas y la vegetación, debía de tener una gran percepción para lograrlo, por suerte, Aquiles era un reptil. Luego un monstruo se lanzó hacia nosotros y cayó sobre el lomo del lagarto, pero no se sujeto bien, y llegó a la cola de la mascota. Era chistoso ver como el humanoide era arrastrado por el suelo, hasta que tomé una decisión y le corté los brazos.
     Me desesperé pues los monstruos-rama atacaban a distancia, y yo tenía una espada de medio alcance. Aquiles seguía corriendo, pero en un momento, me agaché más para tomar una piedra, la cual usé para derribar a uno de esos fenómenos,  y por efecto domino, “tiré dos pájaros de un tiro”.  
     En una parte de la arboleda, había una superficie del tamaño de un quiosco sin pinos ni árboles, desierto de vida, solo un tronco cortado y un halo de luz proveniente del cielo, aun así estaba rodeado por gran cantidad de anchos árboles y muy juntos, nos detuvimos a ver que dirección tomar, pero los que iban tras nosotros, aprovecharon nuestra parada y nos rodearon  con gran malicia.
      _ ¿Qué es lo que buscan?_. Les grité con angustia. Pero al parecer ninguno hablaba, y todos quedaron inmóviles, hasta que el más grande de los que estaban allí, despegó con dificultad sus resecos labios de roble y habló con una voz demoniaca.
     _Es hora de que se consuma la maldición_. Me di cuenta que los monstruos eran manifestación de mi otro yo, eso explicaba la niebla que brotaba de las copas de los árboles la noche anterior, y también la niebla que comenzó a dispersarse por el lugar del halo de luz, hoy era día de pagar las deudas.
     _De ninguna manera_. Dije y saltando de la mascota, partí en dos al que habló, y los demás se movieron inmediatamente para atacarnos.
     Yo no tenía habilidad con las armas, pero el amor a mi vida fue mas fuerte que el peso de la espada, de alguna manera pude blandirla y defenderme. En esos momentos, todo el tiempo se apresuraba, mi corazón latía en exceso, y las milésimas de segundos eran decisivas, me movía de lado a lado para evitar los golpes de los mazos, y mi espada me acompañaba violentamente en los ataques, toda mi percepción se veía tan cerrada, como cuando se sueña.
     Torcí un poco el cuello para ver que hacía Aquiles: sin preocupación movía su cola para tumbar a los feroces atacantes y con sus patas, pisaba otro par. Eso me motivó a seguir. En poco tiempo la cantidad de hombres-roble bajó, y tuve mas espacio para moverme, al final del ataque, nos encontramos el lagarto y yo  jadeando, cansados y muy aliviados al mismo tiempo. El animal se echó otra vez al suelo, y me recosté a un lado de él.
     _Eso… eso estuvo bueno, ¿no?_. Dije casi sin respiración y con una sonrisa muy amplia. Me di cuenta que Aquiles sacó la lengua. Me reí de gusto. Volví a sacar el mapa, y traté de interpretarlo otra vez, según yo, estábamos más cerca de la cascada, la que nos llevaría al siguiente lugar.
     _ ¿Te gusta nadar, Aquiles?_. El lagarto guardó su lengua, imaginé que eso era un no. Volví a reír.
Monté de nuevo, y ahora supimos por donde ir, pero el acceso era imposible, teníamos que atravesar todos los arboles, intenté cortarlos con la espada (al fin que pude cortar a los hombres-rama), pero eran muy anchos, era simplemente imposible. Nos pusimos a dar vueltas en el lugar, viendo al halo de luz y al tronco, y no se nos ocurrió nada, Entonces me senté en la cepa que yacía en medio del lugar, y mirándola por en medio de las piernas, vi unas letras muy minúsculas, me paré para ver más de cerca, y se podía leer algo:
“La puerta para pasar, es de la misma esencia que la llave”.
     “¿Un acertijo?, ¡pero eso ni siquiera tiene rima!” pensé, y traté de entenderlo.
_ ¿Que tal si…?_. Se me ocurrió una idea, la puerta, tenían que ser los árboles, o al menos un camino entre ellos,  y la llave, algo parecido a la puerta, o sea el tronco iluminado por el halo. Golpeé la cepa con la espada a ver que pasaba, y de inmediato, detrás de mí, unos árboles comenzaron a caer, como si fueran cortados,  y formaron un sendero oscuro bajo la gran cantidad de copas, subí de nuevo a Aquiles y avanzamos por el sombrío camino.
     Y así fue por un tiempo, caminando por un camino estrecho y sin luz, hasta que vi algo brillante que me lastimó la vista, no nos detuvimos, avanzamos más rápido. La cosa brillante creció de tamaño y supe que habíamos encontrado la salida, también escuché un sonido fuerte de agua. Si, definitivamente, era la salida. Atravesamos un último árbol y encontramos ante nosotros una corriente de agua reluciente, cristalina y poderosa, que junto con el reflejo del sol la hacía parecer que llevaba diamantes en vez de agua. Era una vista hermosa, una muestra asombrosa de las riquezas de un Creador magnificente.
     Salimos de las sombras, y nos mantuvimos en el borde de la tierra para no caer a la fuerte corriente, miré que Aquiles no quería meterse al agua, así que la única manera de llegar a la parte inferior era  saltando, pero podía ser un acto suicida. Decidí confiar en las habilidades del lagarto y subiéndome a él, volví a darle una cachetada y corrió hacia la gran caída, le di otra cachetada para que acelerara mas, lo que provocó que brincara del borde, y yo con mucho vértigo, cerré los ojos esperando que Aquiles pudiera pegarse a la rocosa superficie terrestre por la que caíamos, sentí el viento y la caída, entonces, el viento se detuvo y la fuerza gravitacional, y comenzó una salpicadera de agua en mi cara. Abrí los ojos y si, estábamos en un lado del agua de la cascada, todo se venía abajo, también la presión de la sangre.
     _ ¡Lo hiciste Aquiles!_. Le celebraba al animal y se alegró sacando la lengua. Pudimos entonces caminar por el terreno vertical y llegar de nuevo a un río, como seguimiento de la cascada. Esta nueva parte del valle era mejor: con frutos más grandes y hermosos, con un agua más brillante, y con árboles de firmeza increíble, además de figuras gigantes de piedra yacientes en un arco colosal que atravesaba el río de extremo a extremo, era como lo había dicho Slu: una tierra fantástica.
     Las aves volaban con mas frecuencia y ni una nube se miraba, los peces nadaban en armonía con las ranas y los sapos.
     Un lugar utópico, digno de fábula, del que nacía vida en cada rincón. Se respiraba un ambiente fresco, donde también habitaban animales terrestres, como venados y otras extrañas creaturas cornadas y con colas muy largas.
Recorrimos más y mas, entonces vi que sobre un alto árbol flotaba en gran cantidad, algo parecido a pétalos de oro, que se adherían a toda la demás vida, incluso se adhirieron a Aquiles y a mi, y desaparecían al instante, lo que sentía, por mas inexplicable que fuera, era una esencia gloriosa, era un mundo perfecto, donde no sentía calor ni frío, decidí que podíamos descansar un poco allí y tomar agua y provisiones.
     Al sentarme en el suelo y ver el río, no pude evitar echarme a correr hacia él y quitarme la ropa para refrescarme, nadé un poco y miré a Aquiles echado en el césped con ganas de entrar, pero no se animaba. Invité al lagarto a entrar al delicioso líquido vital, de inmediato corrió y se aventó vigorosamente. Después de jugar un rato,  tuve mucha hambre y regresé a tomar mi bolsa de viaje, pero ya no quedaba nada de comida, tal vez se cayeron en la persecución de hace horas, o al bajar la cascada, lo único que quedó, fue una manzana, el mapa, la guía y la brújula. “Menos mas que lo básico quedó intacto” Pensé tratando de ser optimista.
     De alguna manera tenía que conseguir comida, y yo sabía que Aquiles podía comer las hojas de alguna planta. Entonces me puse a escalar los árboles y pinos en busca de lo que fuera. Si, a tal grado era mi desesperación, jamás había pasado tanta hambre.
     Subí al árbol mas pequeño que encontré, pues todos eran enormes, y me era difícil llegar a la copa. En fin, al árbol que pude subir,  le hallé coloridas y grandes frambuesas que me hicieron agua la boca. Iba a arrancar el fruto desde la rama cuando... una flecha mas rápida que yo, hiso caer las frambuesas, y obviamente a mi me asustó.
     _Que deliciosas frambuesas_. Dijo una voz masculina bajo el árbol. Luego me asomé a ver quien era.
_ ¡Oye tu! ¡Has arrancado mis frambuesas!_. Grité enojado. Luego, el que había hablado antes, se asomó también y bajé del árbol.
_Pues, que yo sepa, los frutos de cualquier árbol del valle no pertenecen a nadie_. Contestó un joven maduro, alto, de fuerte apariencia, con ropas extrañas y que sostenía un arco en una mano, y las frambuesas en la otra.
_Pero apenas iba a comerme las frambuesas y casi me cortas un brazo con tu flecha_.
_Pues lo siento, pero, si no te has dado cuenta, hay miles de árboles por aquí_.
_No te quieras pasar de listo_. Me preparé para atacarlo con mi espada.
_Tranquilo amigo, no hay por que enojarse…_. El muchacho me aventó la fruta con mucha seguridad hacia la cara, pero reaccioné rápido y las agarré. _Si te urge tanto, trágatelas pues_. El arquero se dio la vuelta y camino hacia otro árbol. Me enojé aun más y lo seguí con la espada en mano, lo amenacé con ella.
_ ¡Mas respeto por favor!_. Y puse mi espada cerca del cuello del extraño. Entonces éste giró hacia mi sonriendo, sacó una navaja y mirándonos a los ojos, intento dañarme, pero antes de que pudiera hacer un solo movimiento, Aquiles salió tras de mi, parado en dos patas, intimidando al otro.
_ ¿Quién eres?_. Cayó al suelo y preguntó.
_Soy Ryger Stone, de Eudora_. Exclamé.
_ ¿Y qué es lo que buscas?_. Siguió preguntando el arquero tragando saliva.
_Libertad_. Hubo un silencio, luego ayudé al joven a levantarse tendiéndole una mano. El extraño agradeció y se disculpó, luego, siguió preguntando:
_Y… ¿Qué clase de libertad?_.
_Una libertad interior_.
_ ¿A que te refieres?_.
_Es complicado_. Contesté, supuse que no le importaba nada al desconocido, pero aun así le conté lo            que pasaba. _Caí en una maldición, una en que mi propio corazón me quiere destrozar_.
_ ¿Una enfermedad?_.
_No, una división_. El extraño hiso un gesto raro.
_Uh, amigo, tendrás que viajar mucho si quieres romper la condena, tienes que ir a la Tierra de…_.
_Los espejos_. Interrumpí. _Ya lo se, voy hacia allá_.
_ ¿Enserio?, eres nuevo por aquí, ¿no?_.
_Si_.
_Necesitarás un guía_.
_ ¿Qué tan lejos me puedes llevar?_.
_Puedo llevarte a mi aldea, podrás quedarte si quieres, luego te daré direcciones para que llegues a tu destino, ¿te parece?_.
_Por supuesto_. Los dos sonreímos, y nos dimos la mano, era mi día de suerte.
_Sígueme_. Dijo el desconocido, entonces, fui detrás de él junto con Aquiles comiéndome las frambuesas. Volvimos a adentrarnos en los árboles, para cortar camino en una amplia curva. Al llegar al otro lado, me encontré con una barca pequeña.
     _Por cierto, me llamo Idon, un placer_. Dijo el varón, sonreí y respondí.
_Mi nombre es Ryger, Idon_.
_ ¿Crees que tu cosa pueda nadar y seguirme el paso?_.
_ Se llama Aquiles, y espero que si_.
_Bueno, pues no hay tiempo que perder_. Entonces Aquiles se echó al agua y yo subí sobre él. _ ¿No preferirías subir a la barca?_.
_Quiero saber de que es capaz éste lagarto_.
_Bueno, es tu decisión_.
     Idón comenzó a remar y Aquiles a aletear, se que hacer planes espontáneos con desconocidos podía ser mala idea, pero nada me dio mala espina. Idon no lucía como un bandido, o un ladrón, tenía aspecto de ser cazador, y cargaba con un porte impactante.
     Tranquilamente viajamos por las dulces aguas, dejándonos llevar por un viento muy suave, Aquiles parecía muy feliz de nadar, por lo que la tarde, al igual que la mañana completa fue placentera. El sol lanzaba sus rayos hacia mí, y acariciando el agua por la que iba, comencé a quedarme dormido en el lomo del animal.
_Sigue a Idón y su barca, Aquiles, ¿de acuerdo?, despiértame si algo pasa_.
     Cerré mis ojos y quedé en blanco por unos momentos, luego empecé a soñar:
Iba caminando por un camino empedrado, y el cielo estaba claro, me detuve a oler las flores que marcaban los extremos de la senda, ésta era recta, pero se perdía en el horizonte que se difuminaba con una niebla. Mi subconsciente recordó que la niebla era señal de persecución de parte de mi otro yo, pero escuché una voz, muy parecida a la mía, podría decir que idéntica, y se oía desesperada, a gritos decía:
_ ¡Sálvame!, ¡Sálvate!_. Yo me vi en la necesidad de ayudar a quien gritaba, corrí por el camino, pero aunque avanzara y avanzara, el sendero parecía infinito, y poco a poco, la niebla se expandía más y el color del cielo palideció, tornándose gris. Me di cuenta que el aspecto del panorama empeoraba conforme corría, y volteé hacia atrás para ver que pasaba, pero el camino detrás de mi se iba borrando, ante mis ojos parecía una hoja de pergamino que iba siendo mojada, entonces seguí hacia el frente. La voz se escuchaba más fuerte y comenzó a llover, yo ya jadeaba. Mi sudor se confundía con las gotas tan pesadas que caían despiadadas,  ya no aguanté mas y resbalé. Adolorido me levanté, y seguí corriendo, luego, todo lo que veía se empezó a oscurecer, pero no como cuando anochece, no, la oscuridad era total. Cuando llegué al grado de que no ver nada una vela encendida apareció sobre mi cabeza y otra flotando a un lado de mis pies. Obviamente yo no reconocía que lo que estaba viviendo era un sueño, por eso todo aunque no tuviera ni el más mínimo grano de sentido, parecía tenerlo.
     Avancé ahora mas despacio, por la incertidumbre de lo que podía haber unos metros frente a mi, y los escalofríos me recorrían, pues los gritos desgarradores no cesaban, y así caminé de a poco, hasta lograr ver una antorcha, que descansaba sobre un fierro a un lado de una puerta. Los fundamentos físicos y naturales, eran puestos a un lado. Al acercarme a la puerta, la abrí, imaginando que sería una salida a ese lugar tan extraño, y al pasar al otro lado, pude ver, con el poco alcance de mi vela superior, una persona viendo hacia un punto.
     El terror me invadió, pero aun así, no pude tomar el control del sueño, y toqué el hombro de quien fijo se paraba atento a un espejo.
     Cuando la persona a quien toqué se dio la vuelta, solté un grito, pues mantenía mi aspecto, mis facciones, pero algo cambiaba en esa copia mía… que su estructura era de madera, y sus manos tenían forma de hacha. Las cuencas en sus ojos lo hacían ver muerto, como un cadáver tallado en roble. Y lo que vi a continuación ya lo había visto antes, y causo la misma sensación de miedo: La creatura sonrió fríamente. Me alejé de un salto y miré al espejo que el otro observaba, y no había nada, no reflejaba lo que debía, solo luces blancas, unas que nunca había visto.
     La creatura que esperaba del otro lado de la puerta, me tiró al suelo, para luego abrir mi pecho con sus hachas y sacarme el corazón, luego morí en el sueño, y despertando de la pesadilla, caí al agua por la que viajábamos.
     Fue muy extraño ver mi corazón saliéndose de mí, y luego estar entre aguas cristalinas que me aliviaron.
     Salí a la superficie, me subí a Aquiles, luego me puse a reflexionar sobre lo que soñé, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Idón.     

_Aun es muy temprano para dormir, Ryger_. Sacudiéndome el pelo, hablé.

_Si lo se, es solo que algo me preocupa_. El otro varón volteó a otro lado y dijo:
_Si, definitivamente algo no está bien, estas aguas hoy están mas intranquilas_.
_ ¿A que crees que se deba?_.
_No tengo idea, sea lo que sea, no es buena señal_. Terminó Idón viendo al cielo. Entonces nos movilizamos por otro par de horas en el valle, y conforme avanzábamos, el viento movía más las hojas de los árboles, llegamos a una parte donde toda la vegetación cubría el cielo, y oscureció el crepúsculo dorado que tras nosotros venía.
_Que raro…_. Dije.
_ ¿Qué?, ¿Qué es raro?_.
_Nada, me siento en una cloaca_.
_Si, siempre pienso lo mismo cuando paso por aquí_.
_ ¿Aun falta mucho para llegar a tu aldea?_.
_No tanto, pasando éste pantano llegaremos_. Hubo un silencio, mientras veía un triste aspecto en los nuevos arbustos, el fango y las ramas deshojadas del lugar. Me percaté, que una leve capa de niebla cubría el agua oscura por donde navegábamos.
_ ¿Es normal la niebla en el agua?_. Seguí preguntando.
_En lo absoluto, esto es un pantano, pueblerino_. Contestó Idón.
Sonreí, me despreocupé y acaricié la piel escamosa de Aquiles. Mi mente me engañó, cuando volteé a un lado, me pareció ver un hombre-rama, sacudí mi cabeza  y me di cuenta que eran ideas mías.
     El viaje en el pantano no tuvo ningún inconveniente, llegamos a una orilla y bajamos de nuestros transportes.
_Bueno, bienvenido a la Aldea Alta_. Dijo Idón, entonces miré que el pantano había quedado atrás, al igual que el aspecto triste. Ante mí, había un bosque de grandes pinos y arboles de fuertes troncos, pero ya comenzaba a anochecer, luego, una flecha ardiendo en llamas, encendió una antorcha, después otra mas cayó de lo alto y prendió otra antorcha, y así sucesivamente hasta que un camino de antorchas, iluminó para que pudiéramos ver, mis ropas estaban diseñadas para un clima mas frio, como la montaña, por lo que llegar a un bosque me causó calor, y de inmediato, me levanté las mangas.
_ ¡Gracias Ignisol!_. Gritó Idón a los árboles, un chiflido fuerte le fue devuelto del mismo lugar.
_Entonces, aquí es donde vives ¿eh?_.
_Si, no esta mal, la gente es buena, trabajadora, y siempre hay algo bueno que comer_.
_ ¿Como encendieron las antorchas?_ Yo me había quedado con la duda y pregunté.
_Ah, claro, un arquero, Ignisol, espera a que el sol se esconda y las enciende_.
_Por supuesto_. Me quedó clara la explicación y me reí.
_Ven, te presentaré con la gente_. Yo caminé tras de él.  Pero el bosque parecía deshabitado, entonces Idón gritó: “bajen la escalera”, y luego, arrojaron una hecha de madera desde lo alto de los árboles, para después subir por ella.
_ ¡Espera!, ¿Cómo subirá Aquiles?_. Me preocupé y dije. Pero para entonces, el lagarto ya iba trepando por un tronco grande. Idon y yo reímos y subimos.
_Pronto veras lo interesante que es mi hogar_. Dijo sonriendo el que me acompañaba.
     Habiendo subido por la escalera, un nuevo mundo se presentó ante mis ojos, pues, la aldea a la que se refería Idón, estaba sobre la alta, tupida y fuerte vegetación. Supuse que de ahí obtuvo su nombre, “Aldea Alta”, si, tenía mucho sentido.
     Me fascinó el aspecto del pueblo, lleno de puentes colgantes, chozas grandes de madera, murallas del mismo material, y hasta el fondo de toda la ciudad, un colosal árbol que sostenía algo parecido a un palacio colgante.
     Una antorcha mas esperaba a un lado de nosotros al subir, luego llegó un hombre que tenía ropas similares a las de Idón, y se saludaron golpeándose los hombros.
_ ¿Que tal el valle el día de hoy?, eh Idón_. Dijo el que había llegado.
_Igual que siempre, aire fresco, buen clima, y nada de problemas_.
_ ¿Encontraste al Cypareo?_. Preguntó el otro, y yo obviamente no entendí la palabra que mencionó.
_Solo sus huellas. No pude alcanzarle el paso, y terminé pescando_. Al dejar de hablar Idón, el otro hombre me miró entrecerrando los ojos.
_Veo que has traído a un extranjero, y a su mascota, y a juzgar por sus ropas, se que son de lejos_. Exclamó el desconocido.
_Si, mi nombre es Ryger, y éste es Aquiles_. Me acerqué al otro y le extendí la mano para saludarlo, pero, como que no entendió lo que el gesto significaba.
_Areo, eso es un saludo_. Dijo Idón.
_Ah, claro_. Dijo el extraño con voz torpe, al momento que me devolvió el saludo, sujetando mi mano con una fuerza que me hiso mover mi hombro por el dolor.
_ ¿De donde vienes muchacho?_. Preguntó Areo. Yo me ubiqué cardinalmente, y pude ver muy apenas, la Montaña de Marmol,  que se escondía entre el horizonte.
_De allá_. Contesté, y señalé con el índice a la montaña. Los dos varones voltearon atentos.
_ ¿De esa montaña que se ve a lo lejos?_. Preguntó Idón, yo asentí. Luego Areo volvió a preguntar sobre que era lo que hacía en ese lugar, le expliqué como conocí a Idón, y mis propósitos en la aldea, desde la maldición, hasta la Tierra de los espejos. Después de eso, Areo habló de nuevo.
_Rápido, tienen que ir a ver al patriarca_. Así pues, Idón, Areo y yo, nos dirigimos al gran árbol que sostenía un palacio, y nos hicimos camino entre alumbrados puentes, escaleras y las numerosas casas que posaban en las copas de los árboles. Aquiles fue quien tuvo más problema en avanzar, pero al final llegamos a unas puertas grandes de roble, las cuales  Areo abrió.
     Entramos al palacio, que era adornado por candelabros en el techo y piezas artísticas por todos lados. Además, había una especie de guardias rodeándonos con unas lanzas, y en lo alto de una gran silla,  se mantenía sentada, una figura anciana y encogida.
_Saludos Patriarca_. Los dos que me guiaron allí, hicieron un acto reverente bajando un poco su cabeza, hice lo mismo de inmediato.
_Saludos hijos_. Dijo el viejo de la silla con una voz agradable, ronca y gastada. _ ¿Qué sucede muchachos?_.
_Traemos ante usted a alguien que requiere nuestra ayuda, y que puede parecerle interesante_. Dijo Idón solemnemente. El anciano se estiró en su silla para ver mejor, nos echo un vistazo y se rió.
_ ¡Acérquense!, para verlos mejor_. Luego, Aquiles y yo nos pusimos más cerca del patriarca. _Ropas anchas, ojos medianos, y mirada gallarda, eres definitivamente un joven de montaña, y tu lagarto me lo comprueba_. Aquiles sacó la lengua. _Entonces, ¿que ayuda necesitas?…_. El patriarca se quedo viéndome con la boca abierta intentando descifrar mi nombre.
_Ryger_. Dije con una sonrisa.
_Vaya, un buen nombre, Ryger, entonces… ¿Qué buscas con nosotros?_. Siguió el canoso hombre. Después, al igual que con Areo, le expliqué todo, y de igual manera, el anciano me veía con gran entusiasmo, como si hubiera esperado por alguien como yo por mucho tiempo. Al terminar de hablar, El Patriarca dijo:
_ Dices tener la Espada Fantasma, ¿no?_.
_Si, claro_.
_ ¿Podrías mostrármela?_. Desenvaine el arma y la puse frente los ojos del viejo.
_Magnifica, justo como dicen las historias, pero igual de mortífera, justo como has de saber_.
_Si, ya ha intentado matarme varias veces, pero, he tenido la dicha de salir vivo_.
_Que lastima saber que una vida tan llena de gracia como tu, corre con éste duro destino, pero, podemos ayudarte_.
_ ¿A cambio de que?_. Pregunté respetuosamente.
_Si te quedas, con algo de tiempo lo sabrás_.
_Aquí debe haber algún truco_.
_Para nada, por ahora, solo te pido que confíes en mí, y en los que te acompañan, después encontrarás algunas respuestas_. Yo puse una cara de duda, pero después asentí y me retiré un poco.
_Idón, Areo, ¿creen poder darle hospedaje a Ryger por un tiempo?_. Dijo el patriarca.
_Por supuesto_. Contestaron al unísono los dos. Entonces salimos del palacio con respeto y vi en los ojos del anciano, un alivio que casi lo hacía llorar, pero ya iba algo lejos como para poner mas atención.Anduvimos Aquiles, Areo, Idon y yo caminando, por un tiempo.
_Que gusto haberte encontrado, Ryger, parece que el patriarca tiene interés en ti_. Dijo Idón.
_ ¿Y por qué crees?_. Seguí yo.
_No tengo idea, pero sea lo que sea, debe ser algo muy importante, de lo contrario, solo te hubiera saludado y mandado con alguien para pasar la noche_. Continuó.
_ ¿Y no se supone que fue eso lo que hiso?_.
_No, mas bien, además de eso, tuvo una conversación mas larga de lo normal, y me di cuenta que cuando hablabas, escuchaba muy atento_.
_Entonces, eso es algo raro en él_.
_Si, es una persona excelente, pero no siempre tiene tiempo de escuchar_.
_Pues solo Dios sabe que es lo que le llamó la atención de mí_.
_ ¿Acaso no te diste cuenta?_. Idón sonrió abriendo la boca y me miró de una manera impactante. _Obviamente es por esa espada tuya_. Idon se detuvo en frente de mí, y dijo muy agradablemente:
_Te ayudaremos a cumplir tus propósitos, y probablemente, el Patriarca se complazca en eso_.
_Pues muchas gracias_.
_Por nada, ¡anda! Por aquí queda mi choza, y no te vayas a perder, tantas ramas, troncos y hojas pueden confundirte, te recomiendo que cuando vayas a un lugar en la aldea, uses como referencias los puentes_. Al parecer Idón era de mucha inteligencia y habilidad.
     Me quedé un rato viendo al cielo, que se escondía entre hojas y troncos. Era como estar cubierto por una sabana de hierba, que oscurecía la hermosa luz de la luna. Otra cosa que me gustaba de ese lugar, era el olor a hojas mojadas. También el sonido de búhos y animales nocturnos, y las estructuras tan complejas de las casas y edificios.
     Pero en eso, el olor a hierba mojada se transformó en olor a quemado.
_ ¿Qué se está quemando?_. Pregunté. Idón y Areo afinaron el olfato, y se dieron cuenta de que algo no andaba bien,  nos asomamos para abajo y un árbol se estaba incendiando. Compartimos miradas entre todos y nos apuramos a conseguir agua.
_ ¡Ryger!, baja con Aquiles, te arrojaré el agua_. Me dijo Idón. Y yo obedecí, con ayuda del lagarto, bajé rápidamente y esperamos el líquido. Pero sentí una ráfaga veloz, y volteé, entonces vi a un hombre que cabalgaba sobre un caballo y sostenía un pedazo de madera con fuego. El hombre arrojó la madera encendida sobre otro árbol y de inmediato ardió también.
_ ¡no!, ¡¿Que estas haciendo?!_. Le grité al jinete y di aviso a Areo e Idón de que alguien quería quemar el bosque.
_ ¡Idon!, ¡Rapido!, ¡Alguien esta incendiando el…!_. El hombre a caballo se apresuró a golpearme muy fuertemente en la cara, y me tiró al suelo. Me levanté para atacar a quien me golpeó, así que saqué mi espada y corte las patas del caballo que montaba el otro. El jinete cayó y se puso en pie.
_Insolente muchacho, ésta la pagarás caro_. Dijo iracundo mi atacante. Ya no dije más palabras, calculé los movimientos de mi adversario, y me cubrí de un espadazo, para luego encajar mi arma en él. Velozmente subí con Idón y éste  habló antes que yo.
_Aquí está el agua_.
_ ¡No!, ¡Alguien esta incendiando  el bosque!_. Exclamé.
_ ¿Qué?_. Dijo Areo alterado.
_Areo, ¡rápido! Avisa a Ignisol y al resto que se preparen para defender_. Areo corrió por los puentes hacia una torre.
_ ¡Suenen los tambores!_. Gritó Areo cerca de la torre. De inmediato las percusiones sonaron y muchos guardias salieron de varias torres con lanzas, arcos y espadas. Un grupo de soldados se acercó a Idón.
_Ordene General_. Habló uno de los que salieron.
_Alguien quiere quemar el bosque, de seguro son los Líbaros, quiero que una cuarta parte de los soldados defienda, que el resto vaya consiguiendo agua_.
_Si, señor_. En cuanto Idón dio la orden los otros se movieron para obedecer.
_ ¿Me das un aventón, Ryger?_. Me dijo Idón.
_Claro, ¡vamos!_. Montando a Aquiles, los tres bajamos los arboles y buscamos mas de esos “Líbaros” que mencionó el que me acompañaba.
_ ¿Eres el General?_. Pregunté, pues el comentario del soldado me sorprendió.
_Si_. Sonriendo, Idón contestó_.
_Pero eres muy joven, ¿no?_.
_Para las agallas no hay edad, además, eso es una larga historia_. En ese momento me sentí como con un amigo de toda la vida, y le di otra cachetada a Aquiles para que se apresurara más.
_ ¡Por allí!_. Le dije a Idón señalando a otro jinete enemigo, luego mi amigo sacó una flecha y la disparó con su arco al pecho del otro. Después llegaron tras nosotros unos soldados amigos, iban a pie, y solicitaron unos caballos para movilizar la operación.
_General, necesitamos unos caballos, los Líbaros van muy rápido_. Dijo uno.
_De acuerdo soldado, ¡Ryger, escóltanos a las caballerizas!_.
_Usted de las direcciones, general_. Dije yo.
_Esta bien, pero no me hables de usted_. Siguió Idón en voz mas baja, intentando no ser escuchado por los demás. _Bueno señoritas, vamos a las caballerizas_. Idón soltó un grito de guerra, y sus soldados lo imitaron, para tener valor. Las caballerizas estaban en el centro del bosque, y los establos tenían contacto con el nivel superior de la aldea.
     Al llegar, los que nos acompañaban montaron rápidamente a los caballos. Idón también escogió uno para no incomodarme, y empezamos a buscar a los Libaros. Venían en gran cantidad, y se dio lugar a un enfrentamiento pequeño. Tras haber vencido a esa horda de enemigos, encontramos a otro resto, y ya estábamos saliendo de los alrededores de la aldea. Pero el último montón de Líbaros no nos atacó; esperaron a que nos acercáramos y corrieron.  Nuestros soldados intentaron alcanzarlos, pero Idón les gritó que esperaran.
_ ¡Es una trampa!_. De inmediato, los subordinados se detuvieron, y justo enfrente de ellos, una gran cantidad de flechas cayeron al suelo. Eso era porque otro tanto de arqueros enemigos, esperaban en los árboles para matarnos.
_ ¡Rápido!, ¡Ataquen!_. Ordenó el general, y los de nuestro bando que cargaban con arcos, dispararon sin piedad a los otros. _Espadachines, ¡Síganme!_.
     Ahora era tiempo de matar a los que huyeron.
Alcanzamos a los cobardes que nos tendieron la emboscada, y todos nos paramos, amigos y enemigos. Hubo un silencio y el que parecía que daba las órdenes a los que nos atacaron habló hacia nuestro general.
_Idon, que gusto verte_. Dijo en tono de burla. _Pero miren, el más joven de los generales, liderando a un grupo de bárbaros_.
_Hecio, ¿que es lo que nuestro pueblo hiso al tuyo?_. Siguió Idón tratando de ser civilizado.
_ ¿Qué que es lo que a hecho?, destruir nuestros cultivos, matar a nuestros animales, y pasar enfermedades a nuestros hijos, ¡eso ha hecho tu pueblo!_.
_Todo lo que dices es una mentira, tu pueblo, al igual que el mío, es victima de ataques sobrenaturales_.
_Eso explícaselo a mi espada_. Terminó Hecio, el general de los Líbaros y se preparó para darnos batalla.
     Los troncos enormes y la vegetación rebosante era escenario de otra batalla, y la música eran los choques de espadas, los zumbidos de las flechas y los quejidos de muerte. Me di cuenta que los soldados Líbaros eran muy buenos, pero los nuestros eran mejores, de inmediato, la batalla terminó. Hecio acabó en el piso, herido de un costado.
_Aun cuando me mates a mí y a éste pequeño grupo de soldados, ya hemos soltado a los Cybareos, tu pueblo pronto caerá_. Esas fueron las últimas palabras de Hecio, luego murió.
_ ¡Pronto!, ¡Regresemos a la aldea!, ¡No bajen la guardia!_. Ordenó otra vez Idón. Cuando, el general enemigo mencionó a los Cybareos, hubo una inquietud en nuestros soldados, incluso en Idón.
     Llegamos a la aldea, pero las llamas estaban creciendo más y más, y el fuego como lo vi, era extraño, como si tuviera vida propia.
_Idon, ¿Qué son los Cybareos?_. Pregunté.
_Es la peor desgracia para nuestra aldea, los Cybareos, son eso…_. Idón apuntó con el índice a una llamarada.
_ ¿Así le dicen al fuego por aquí?_.
_ ¡No!, ¡mira bien!_. Observé entonces, y el fuego tenía una forma, una forma de perro.
_Esta bien, ya entendí lo que es un Cybareo_.
_ ¡Muévanse!_. Gritó Idón. Pero los soldados temieron, y yo tome la iniciativa junto con Aquiles. Yo le daba palabras de aliento al lagarto como: Vamos, no temas, son solo llamaradas con forma de perro. Mi bestia sacó la lengua y me preparé para atacar.
_ ¡No Ryger, regresa!, solo no podrás_. Sugirió preocupado el general. Pero ya estaba muy cerca de los Cybareos como para huir, entonces vi varios cadáveres de soldados, y yacían sosteniendo cubetas con agua.
       Un Cybareo brincó hacía mí y me cubrí con la espada, y nada le pasó al animal. Eran por lo menos, diez Bestias ardientes, que se reproducían en poco tiempo. Después vi el peligro en el que me metí, e intenté alejarme, pero una línea de fuego se trazó tras de mí, y me encerró en una jaula de fuego con los infernales perros. Lo último que escuché fue a Idón ordenando a los demás que treparan los árboles para ayudarme. En ese momento pensé en que haría, y como, pero las ideas no llegaban, pues eran nubladas por las intensas cantidades de humo en las que me paraba.
     Me bajé de Aquiles para moverme con más libertad, y esperaba el ataque de los animales para intentar rebanarlos con mi espada, pero en vez de acabar con ellos, se multiplicaban. Debía haber otra manera de parar el incendio, y a los causantes. Pronto me subí otra vez a mi lagarto y le ordené que trepara por un árbol para escapar, entonces fuera de las llamas les grité a los Cybareos para que me siguieran,  y así fue, corrí junto con Aquiles siendo perseguido por las bestias. Mi plan era llegar al pantano y ahogar el fuego.
     ¿Pero como conseguiría atraer al enemigo hasta el agua? Por lo menos, ya había salido de la jaula ardiente, fue entonces que escuché la voz del general.
_ ¡Ryger!, ¡Por aquí!_. Idón me aventó una cubeta,  luego, también él bajo con un balde.
_ ¡Pronto!, hay que llenarlas_. Le dije, dirigiéndome a el agua. Tomé una cubeta, la llené de líquido y se la aventé a Idón para que atacara más rápido.
     Me apresuré para llenar la otra, el general aventó agua sobre una bestia, y el Cybareo se convirtió en vapor. Pero un montó de nuestros atacantes se lanzó sobre Idón, y antes de quemarlo, Aquiles se atravesó para que el joven de las órdenes no saliera lastimado, en cambio, mi mascota, quedó herida.
     Eso encendió algo en mí, un enojo que ardía como los mismos Cybareos.
Con la cubeta que tenía arrojé en varias direcciones el agua, para tener más oportunidad de apagar a más perros infernales. Y funcionó, pero no acabé con todos; uno se quiso adherir a mi pierna, entonces solté el balde y con mi espada, impulsé al animal para que volara cayendo justo en el agua. Al resto de los adversarios, los apagaba con tierra del suelo, Idón copió mi técnica, y con una espada (no mejor que la mía), manipulaba también el movimiento de los enemigos. Fue cuestión de poco tiempo, para que domináramos a las bestias. Los demás soldados al ver nuestro triunfo, bajaron de los arboles para ayudarnos,  aunque claro, el mayor trabajo fue para Idón, Aquiles y yo.
     Ese mal sabor de boca, acabó con vapor escondido en niebla. Idón coordinó a sus hombres para que juntos apagáramos el fuego restante, de inmediato las órdenes se llevaron a cabo. Un ambiente de paz, se respiró después de la última llama. Pero el general, regañó a los soldados por no habernos ayudado.
_ ¡Son un montón de cobardes!, ¡no merecen el nombre de soldados!, ¡mejor un desconocido que ustedes!_. Vociferaba Idón con autoridad. Y los hombres, manifestaban un fuerte gesto de vergüenza, en cambio yo, me sentí orgulloso de defender un lugar, aun cuando no tenía ni dos horas allí.
Volteé hacia Aquiles, y vi grandes quemaduras en su cuerpo.
_Un héroe_. Dijo Idón por detrás de mí, que como un fantasma se apareció sin avisar.
_Deberíamos llevarlo a que lo curen, conozco a alguien que podrá_. Siguió él.
_De acuerdo, mejor apresurémonos, jamás lo había visto tan mal_.
_Muchachos, hagan algo bueno y lleven al lagarto con Ébano, usen el camino de las caballerizas, déjenlo ahí, y díganle que la veo enseguida_. Ordenó Idón.
_ ¿Es una curandera?_. Pregunté.
_No, es una hierbera, sirve mucho mas, y no usa brujería, solo a la naturaleza_. Contestó Idón muy orgulloso. _No te preocupes, Aquiles se mejorará pronto_. Yo asentí con fe.
_Te recomiendo que busquemos algo para llevarle a la hierbera, no le gusta recibir gente con las manos vacías_. Siguió el general.
_ ¿Qué puedo llevarle?_.
_ ¿Aun tienes algo de las frambuesas de hace rato?_.
_Si, no me las acabé_.
_Con eso basta, ¡Sigueme!_. Idón volvió a pedir una escalera, y subimos de nuevo al nivel superior de la aldea. Areo nos preguntó si estábamos bien y como estuvo la batalla, nosotros con ánimo respondimos sobre nuestra victoria.
_Ante ti, Areo, tienes un gran guerrero, no le tuvo miedo a los Líbaros, ni a sus bestias_.
_ ¡Excelente! Un nuevo soldado para el ejército_. Siguió Areo.
_No creo que Ryger, sea un soldado, ¡es mi mano derecha!_. Dijo Idón y yo sonreí, pues aparte de Slu, Idón era la segunda persona que apreciaba lo que hacía.
_Nos vemos luego Areo, tenemos que ver a Ébano_. Exclamó el general.
_Suertudos, ojala yo hubiera salido herido_. Continuó el guardia.
_ ¡Ya quisieras!, este muchachón y yo, nos vamos_. Idón terminó de hablar, y nos dirigimos, a la casa de la hierbera que mencionó.
     El exterior de la casa de la hierbera era muy bonito, con plantas colgantes por los alrededores, y árboles frutales de diferentes tipos que brotaban desde abajo de la morada. Tocamos a la puerta, y en seguida, una muchacha pelirroja, de unos 15 o 16 años y hermosas facciones, salió a atendernos.
_Ya recibí al lagarto, ¡Pasen!, ¡Pasen!_. Dijo una suave voz que venía de la muchacha. Solo tuve que verla para que mis ojos admiraran, toda la belleza que su ser albergaba. De pies a cabeza era magnífica. Fue extraño sentir eso, pero fue lindo, como una parte delicada dentro de mí.
     Entramos a la casa, y una fragancia viajaba por todo el lugar, eran flores de jardín, que alegraban el olfato. La casa de la bella hierbera era muy hogareña, muy cómoda y aunque pequeña, daban ganas de quedarse allí todo el tiempo. Velas aromáticas de la misma esencia que las flores, alumbraban un techo alto. Había un par de butacas, en una esquinita, cerca de la ventana, y una pared de 4 metros llena de todo tipo de plantas, especias y yerbas, y para alcanzar los elementos, se usaba una escalera.
_Tu debes ser Ébano, ¿cierto?_. No pude evitar hablarle a la hermosa joven de ojos cafés.
_Cierto_. Dijo cortante la muchacha.
_Esa no es manera de hablarle a la persona que evitó que se incendiara tu pueblo_. Intervino Idón. Luego Ébano abrió su boca sorprendida, y pude ver en su cara que se sintió avergonzada.
_No tenía idea, supuse… supuse que quien evitó la tragedia fuiste tu Idón_. La hierbera trató de reparar su tono grosero_.
_No te preocupes, Idón, estoy acostumbrado a que me hablen de esa forma_. Yo intenté generar mas culpa en la muchacha.
_Lo siento, de verdad, creo… creo que es por que tengo algo de sueño_.
_Si gustas nos podemos ir, solo te pido que cuides a mi lagarto_. Dije ahora yo siendo el cortante. _!vámonos Idón!, regresaremos después_.
_ ¡No!, espera_. Ahora, Ébano se veía algo preocupada por lo que decía, entonces me tomó del brazo, para que no me fuera. _Supongo, que empecé mal, hagamos como que no pasó nada y empecemos desde el principio_. Ella extendió a su mano y dijo:
_Hola, soy Ébano_. Y sonrió tímidamente. Yo analizaba todo lo que hacía ella, y extendí la mano también.
_Encantado, soy Ryger_. Luego hice una pequeña reverencia como acto de respeto. Idón solo miraba la conversación entre la mujer y yo como si se quisiera reír con los brazos cruzados. De una extraña manera, yo no dejaba de verla a ella, ni ella a mi. Pero el trance visual fue interrumpido por Idón cuando trono sus dedos con una cara graciosa.
_ ¿Qué pasó con el lagarto?_. Preguntó.
_ Ah si, está en la parte de atrás_. Dijo Ébano. Después de eso, llamaron a la puerta. Buscaban a Idón sus subordinados.
_Vuelvo enseguida, ustedes atiendan lo de Aquiles_.
_Por aquí, sígueme_. Dijo la hierbera. Pasamos por una puertita, para entrar a otro cuarto, que era más grande que el anterior, había una chimenea, con una parrilla para cocinar, varias camillas, y una mesa grande de trabajo con varios platos y piedras para moler. Luego vi a Aquiles en el suelo sobre un tapete hecho rosca y con una cobija mojada encima.
_Se pondrá bien, pero va a tener que quedarse unos días_. Dijo Ébano de manera comprensiva.
_Gracias, muchas gracias_. Dije mirando hacia Aquiles.
_Por nada, es un gusto_.
_Por cierto, Idón dijo que no te gustaba recibir a nadie con las manos vacías, así que traje esto_. De mi bolsa de viaje saqué las frambuesas que aun se mantenían intactas, a pesar de toda la acción que hubo. Me di cuenta que las mejillas de Ébano se enrojecieron, y eso me conmovió a mi.
_Gracias, algo más para la colección_. La muchacha sacó un frasco de la mesa y guardó ahí las frambuesas. _ ¿Qué piensas hacer mañana?_. Preguntó ella.
_No se, probablemente conocer los alrededores junto con Idón_.
_Oh… de acuerdo_.
_Bueno, yo creo que es buena idea_. Los dos sonreímos. _Entonces, ¿Por cuánto tiempo estará contigo Aquiles?_. Dije.
_Me imagino que unos dos días, está haciendo un buen esfuerzo_.
_Si, es muy fuerte_. Esperé a que Ébano dijera algo, pero no se animó. _Creo que buscaré a Idón, estoy muy cansado_.
_Está bien, nos vemos luego_. Luego ella me encaminó a la salida, y encontré al general aun hablando con los soldados.
_Creí que jamás saldrías_. Dijo él riéndose.
_ ¿Por qué?_.
_Por nada_. Idón se despidió de sus hombres y empezamos a dirigirnos a su casa. _Es muy guapa, ¿no?_. Preguntó.
_ ¿Quien?_. Me puse algo nervioso.
_Ébano_.
_Ah, si claro_. Fingí no darle mucha importancia.
_Vamos, no disimules, me di cuenta de lo que pasó allá adentro_.
_ ¡¿Qué?!_. Me reí para evitar contestar.
_Que no le quitabas los ojos de encima, ni ella a ti_.
_ ¿De veras?_. Mi semblante cambió, ese comentario me recorrió todo.
_Si, tortolito_.
_Le dije que mi plan era ir contigo para ver la aldea_.
_Bueno, ya es algo_.
_ ¡Vamos!, ayúdame, apenas la conozco_.
_ ¿Entonces que quieres hacer?_.
_Por ahora, no dar entrada a nada_.
_De acuerdo, sabia elección_. 
_ ¿A ti también te gusta?_. Pregunté algo preocupado.
_No, es una amiga de la infancia, mi corazón pertenece a otro lugar_.
_Bueno, es un alivio_. Sonreí de manera justificada.
_Entonces, ahora si estamos en casa_. Dijo Idón. _Siéntete cómodo_. Entré a la casa, que no era más bonita que la de Ébano pero igual era muy hogareña. _Puedes dormir en la cama si gustas_.
_No quiero dar molestias, escojo este sillón_. Los dos reímos un poco y cerré mis ojos. Tuve un sueño muy profundo, y ya no supe que paso después.
     Un rayo de sol que entraba por la ventana me despertó, bostecé y estirándome, me levanté del cómodo sillón. Ese fue un delicioso descanso, y busqué a Idón para ver que haríamos ese día. Lo busqué en la cocina, en su recamara y la estancia, pero no había señales de él, imaginé que estaba ocupado, haciendo su trabajo como general.
     Salí de la casa, y busqué a Areo, pues a lo mucho era unos 2 años mayor que yo, y ya había tenido comunicación con él, imaginé que estaría cuidando la escalera de la entrada, justo como ayer. Pero en su lugar, había un guardia mayor, un adulto, y pregunté por Areo e Idón. Averigüé por medio del guardia que Areo descansaba en su casa, pues un día cuidaba y otro no, y en cuanto a Idón, supe que estaba con el patriarca y un grupo de soldados.
     Entendí que si estaba con el patriarca, había algo importante de por medio, y de seguro, no era de mi incumbencia, entonces, decidí buscar primero la casa de Areo.
     Pedí direcciones a la gran cantidad de gente que transitaba a esas tempranas horas. Era muy diferente la aldea de mañana que de noche, pero igual de interesante y agradable.
     Caminé cerca de un grupo pequeño de muchachas y todas se empezaron a aconsejar y reír, me puse nervioso y corrí, pero me seguían.
     Por casualidad (y suerte), encontré a Areo saliendo de la casa de sus padres.
_Hola Areo, necesito tu ayuda_. Dije apresurado.
_ ¿Qué pasa Ryger?_. Contestó mi amigo.
_Unas chicas me están siguiendo, escóndeme o algo_.
_ ¿Qué tiene de malo?_.  Dijo Areo con una risa extraña.
_No me gusta estar así, ¡vamos!_.
_De acuerdo, ¡por aquí!_. Areo me escondió en una jardinera de su casa y fingió no haberme visto. Llegaron las muchachas y preguntaron a Areo por mí, pero no les dio direcciones, vaya que fue de gran ayuda. Las muchachas se fueron y ya salí de mi escondite, agradecí al joven y le pregunté por Idón.
_Ah si, vino hace rato, y dijo que si te veía, te dijera que te dieras una vuelta por el palacio_. Contestó Areo.
_Esta bien_. Ya empezaba a hartarme de tanto andar con rodeos, sin embargo, me empezaba a familiarizar con el lugar. De hecho, la noche anterior, di un ejemplo de sentido de pertenencia.
     Me dirigí al palacio, donde estaba el Patriarca, y en la puerta esperaba un soldado, y lo reconocí en seguida, pues ayer peleamos juntos contra los Líbaros.
_Buenos días joven Ryger_. Dijo el guardia.
_Buenos días, disculpe, Idón dijo que lo buscara aquí_.
_ Por supuesto, Sígame Ryger_. El lugar donde se sentaba el Patriarca estaba vacio, y tras el trono había una puerta que se escondía entre los colores de las paredes, como camuflaje.
_Tiene que entender que los que pasan de esta puerta tienen un lugar más importante, los que entran aquí son muy pocos, así que cuide este privilegio y respételo_. El guardia sonrió.
_ ¡Espere!, ¿Cómo encuentro al general?_.
_Solo suba las escaleras y allí lo encontrará_. El guardia cerró la puerta y me dejo solo, imaginé que el no tenía el privilegio de pasar, y que orgulloso me sentí de llevar unas horas en la aldea y ya ser alguien de prestigio.
     Seguí el camino por las escaleras de mármol y llegue a una parte superior sorprendentemente iluminada, adornada con tapetes lujosos, y había otro trono, y diez sillas a los lados. Cinco a la izquierda y cinco a la derecha. Allí se encontraban el patriarca, el general y más autoridades de alto rango.
     Entré silenciosamente por el pasillo brillante, para intentar no ser notado. Pero el Patriarca alegremente arruinó mi plan.
_ ¡Buenos días muchacho!, miren, éste es el héroe que salvó a nuestro pueblo_. Idón estaba parado frente al trono central donde descansaba el Patriarca. Y al verme el joven general, sonrió. Todos los demás me miraron al mismo tiempo y por el poder de las miradas no pude evitar agacharme y ver al suelo, pero aun así devolví el saludo y un acto reverente.
_Justo estábamos hablando de ti muchacho_. Siguió el anciano. Luego uno de los que estaban sentados se paró y me saludo.
_Mucho gusto, Ryger, mi nombre es Nerón y soy el Sargento del ejército, aunque, Idón juega mejor mi papel_. Se acercó mas a mí y me dijo al oído: “Soy algo flojo, muchacho e Idón es muy enérgico. Idón es mi autoridad, pero no le importa ensuciarse en el campo de batalla, es muy humilde y es así como demuestra su fidelidad a los soldados”. Después levantó un poco más la voz y dijo:
_  ¿No es así muchacho?_ Gritó orgullosamente refiriéndose al general.
_Si Nerón, es un trabajo que amo_. Siguió Idón. De nuevo Nerón se acerco a mí y al oído me dijo: “Cuando quieras te puedo capacitar para batalla chico, aprenderás muy rápido, lo veo en tus ojos”.
     El sargento era muy agradable, magnánimo y tenía un aspecto respetable, me estrechó la mano y dijo:
_Un placer, Ryger_. Entonces, regresó a su lugar y ya nadie se levantó a saludarme.
_ ¡Ryger!, debido a que has demostrado una gran valentía y compromiso hacia esta ciudad, a pesar del poco tiempo que llevas aquí, las autoridades y el Patriarca, hemos optado por darte un nombre alternativo, uno que te hará que te conozcan y respeten, y que de seguro con algo de tiempo, hará temblar a los que intenten dañarte, y a tu pueblo. La cuestión es… ¿Quieres adoptar ese apodo?_. Dijo Idón con seriedad y alentándome a subir a otra escala.
_Por supuesto_. Dije yo muy contento.
_Bueno, pero, primero debes saber que tu apodo no es muy común, de hecho, te puede desagradar_. Siguió el Patriarca. De seguro el apodo era demasiado tonto o ilógico.
_ ¿Recuerdas ayer, Ryger?, ¿cuando jineteábamos todos juntos?_. Decía el general cruzado de brazos.
_Si, ¿Qué con el apodo?_.
_Todos los jinetes iban a caballo y tu sobre tu lagarto, gallardo y veloz como fuego. Tu pelo se hondeaba con el viento y la mirada que vi en ti me dio seguridad al pelear. Al igual que yo, Ryger, eres muy chico pero sostienes una voluntad que mueve montañas, comparados, tu y tu lagarto al enemigo son pequeños, mas aun el gigante caerá ante ustedes con sus manos y garras, y encararán la tribulación como el barro encara a la lluvia, y los sellos de hierro y plata serán borrados a causa de su coraje _. Profetizó Idón. Y yo escuchaba muy atento todo lo que el joven decía, y se que arruiné las bellas palabras que dijo, cuando me apresuré a preguntar:
_ ¿Cuál es mi apodo entonces?_.
_”El jinete enano”_. Contestó el patriarca mirando al cielo como si al inventar el nombre hubiera creado una obra maestra. Yo me extrañé por el apodo, y puse un gesto de desaprobación.
_ ¿Te molesta lo de enano?_. Preguntó el Patriarca como si hubiera cometido un gran error.
_Pues, no me agrada, pero tal vez con algo de tiempo me acostumbre y hasta me llegue a gustar_. Yo solía aceptar lo que me dieran, por menos atractivo que fuera.
_Entonces, ¿te quedas con el apodo?_. Siguió Nerón.
_Si, que más da_. Me puse muy feliz intentando ajustarme al apodo.
_Entonces, Ryger, “Jinete Enano” eres oficialmente, la mano derecha del general, pero estarás bajo el entrenamiento de Nerón por un tiempo, solo para que refuerces tus habilidades_. Terminó el Patriarca. Yo asintiendo sonreí y esperé a que alguien dijera algo más para retirarme. _Entonces, aquí concluye esta reunión señores, pueden irse_. Dijo el Patriarca, y todos los que estaban sentados, se levantaron para retomar sus actividades.
_Entonces, ¿esta reunión fue por mi causa?_. Pregunté yéndome junto con Idón.
_ ¡Claro!, personas como tu son de gran importancia_. Siguió el general. Tanto alago me agradó, así que me puse tímido y me alejé. Idón me alcanzó para hablar otra vez.
_Como ahora eres prácticamente un guerrero de la aldea, necesitarás una armadura_.
_ ¿Una armadura?, ¿Y para qué?_.
_Para que puedas estar firme contra las asechanzas de tu enemigo, porque tú lucha no es contra bestias ni hombres despiadados, sino contra tu espíritu, contra tu mente, y el derecho que le das a tu enemigo de dañarte_.
_Pero, ¿una armadura espiritual?, ¿O física?_.
_Ambas, sin tu armadura física en el camino serás dañado, pero sin tu armadura espiritual, tu alma puede ser herida y morir_.
_ ¿Y donde encuentro esa armadura espiritual?_.
_Por ahora, solo buscaremos una armadura física, después te llevaré a forjar la espiritual, ¿de acuerdo?_.
_De acuerdo_. Después de la charla, visitamos varias partes de la aldea, que era más extensa de lo que parecía, pues aparte de la gran cantidad de negocios y oficios que estaban en el nivel alto, muchos lugares de interés esperaban en la parte baja de la aldea. Visitamos a un herrero, para que pudiera tomarme medidas y hacerme la armadura física.
_En dos días estará su armadura, señor_. Dijo el herrero.
_Gracias_. Respondí cortésmente_.
_Por cierto, los rumores de que usted evitó que la aldea se incendiara, ¿son ciertos?_. Preguntó el trabajador hacia mí, pero yo por pena no contesté nada, en cambio, Idón si dio respuesta. “En lo absoluto, éste joven nos salvó” fue lo que contestó.
_ ¿No crees que sea algo caro lo de la armadura?, digo, no tengo nada para negociar_. Dije yo temeroso.
_Por eso no te preocupes, éste es el herrero oficial del ejército_.
_ ¿Eso significa que soy un soldado?_.
_Claro, yo pensé que ya te había quedado claro_.
_Es que, aun no me lo creo_.
_No te preocupes, cuando me dijeron que yo sería el general a los 13 años, estaba muy asustado_.
_ ¡¿A los trece años?!_. El comentario fue impactante.
_Si, obviamente yo no podía liderar a un grupo de soldados, para eso, Nerón me ayudó mucho, yo no tenía idea de que hacer o como. Pero lo que agradezco tanto es la confianza que tuvieron mis soldados en mí, y que aun siguen teniendo, y también le debo tanto al sargento, pues me enseñó lo que ahora se, y no solo me entrenó para el campo de batalla, también lo hiso para la vida diaria, Nerón es para mí como un tío o algo similar_.
_ ¿Y no tienes mas familia?_. Pregunté naturalmente, a causa de la sinceridad de Idón. Pero me di cuenta que la sonrisa del general, se borró lentamente mientras miraba al suelo. Imaginé cual sería la respuesta.
_No_. Contestó Idón muy fríamente, y era de esperarse.
     No lo había notado, pero en la parte donde nos encontrábamos el general y yo, las hojas estaban rojizas, como rubíes que colgaban de los árboles. Las hojas caían y se volaban por el suelo. Lo mas extraño era que solo en esa parte del bosque, parecía que era otoño. Como si los sentimientos de Idón se relacionaran con el clima.
_Pero no importa, éste es mi presente, y lo vivo felizmente. Lo que haya pasado quedó atrás y no nublará lo que viva hoy_. Siguió Idón reconfortándose con sus palabras. De inmediato levantó la vista y me sonrió palmeándome el hombro. Supe que no debía buscar mas detalles. _ ¡Vamos! Hay que cazar algo para la cena_. Dijo el general y nos dirigimos a su casa para tomar las herramientas de cacería.